Descargar resumen

#8 – El Corazón del Padre- cada latido es Amor hacia la creación; y Verdad Eterna en tu interno. Humildad, Inocencia. Soberbia, madre de la perdición

[180513] – INOCENCIA e HUMILDAD. - Tu materia por instantes, es la que porta ese germen
de soberbia y de oscuridad. No es voluntad de tu Señor, que lleves oscuridad en ti… por
unos instantes ven hacia mí.
¿Cómo he de venir hacia ti Señor? me preguntas.

Vuélvete como un niño; sé un niño de Luz, donde todo depende de tu Padre, Dios y Señor.
Donde toda tu existencia, y todo lo que haces, es protegido por Él. Regresa a esa Inocencia
unos instantes, y sí después de ello decides tomar otro camino, adelante; ve y come de
este mundo material. Cuando vengas de nuevo, Yo estaré ahí para recibirte; más en verdad
te digo, que habrás de cosechar, lo que sembraste.
En tu Dios, no se encuentra soberbia alguna; ni vanidad, ni lo que es lejano a la Humildad.
Yo soy esencia de creación; soy corazón de un Padre que es todo Amor; y donde cada latido
es Amor puro hacia toda su creación.

En toda esa creación estás tú… como un Ser Único, sin par. Un Ser formado con todo mi
Amor; formado en perfección, de un Padre todo Amor.
Vosotros sois esas criaturas de Luz. En tu interno está tu Verdad Eterna, más le has olvidado
porque carne y mente llevas fuera de ti; y ese filtro no te permite ni ver,
ni voltear, ni entender, a tu Dios, y Señor.
Yo, en ese profundo Amor de haberte formado como algo Único, manifiesto un Amor puro
y verdadero por ti: inigualable, inalcanzable para tu mente muchas veces.
Mi amor es contigo sin medida, sin tasa; sin que tengas que poner. Y el reconocer que tú eres mi
gran Amor, que tú eres mi hijo, que tú eres una creación de mi Amor divino
–y el saberme Uno contigo; estar ahí, en todo instante como Verdad de tu interno, como
Verdad Eterna… eso es ser Humildad
.

La Humildad es el Amor infinito de un Dios hacia ti; y el reconocimiento de una
Creación Única y Verdadera, que Eres Tú.
El ser Humilde, es manifestar todo mi Amor hacia ti. Y la Humildad en ti, debe de ser la
misma de reconocer a un Padre, y a tus hermanos y semejantes,
como parte de Él mismo – Uno solo en Dios, Uno solo en ti.
Ser Humilde equivale a ser Uno con tu Señor. La Humildad brota de tu interno, de tu Verdad
Eterna; y ella te iguala como hermanos y semejantes, como hijos de Dios.
Y de Dios hacia sus hijos: como creaciones únicas y verdaderas.
La Humildad te hace sentir el Amor puro de un Dios hacia tus hermanos y semejantes,
hacia tus seres queridos; a toda la creación de Luz.
Tu propósito para acercarte a tu Dios, es tener esa Inocencia.
Y para ser Uno con Él, es tener Humildad verdadera; es decir: amar a tu prójimo
como a ti mismo; y a Dios por sobre todas las cosas.

Eso es entrar al “GRAN SALÓN DE TU DIOS”, sentarte a la mesa de mi
Padre; compartir el pan de la vida con todos los tuyos, y contigo mismo.

CAMINO ERRADO. - Muchas veces está distanciado lo que tú tienes, con lo que tú
manifiestas. No puedes seguir en el camino que llevas: turbio y oscuro;
no es mi Voluntad. Y mi Voluntad, es tú Voluntad Suprema; porque carne y mente te
engañan con este mundo efímero y pasajero, que solamente dura un instante, y nada más.
Tu Alma Eterna busca con afán manifestar, pero cree que lo material que manifiesta, es la
grandeza que es. Al final de sus días, se da cuenta que no es así; que no hizo nada de lo que
vino a “Ser” y hacer, en este mundo; que no manifestó, nada de su Ser, de su Verdad.
Que creyó siempre con afán, con soberbia y vanidad, con locura…
“Ser” lo que la oscuridad hizo de él.
Criaturas divinas, amores de mis amores, ¿Cuándo entenderás, que ese no es el camino?
Muchos de vosotros dices: “es que yo soy así”. Y te diré: “es que te han hecho así”.
Es que has seguido las huellas y los pasos de la oscuridad, y de la maldad del mundo;
del tirano; del adversario de tu Dios – y adversario… de ti.
Muchos de vosotros, aun así te jactas y dices: “es que yo soy así”. Entonces, cuando te
desprendas de esa materia dirás: “nuevamente cometí el mismo error”.
¿Cuándo habrás de dejar de “Ser” lo que la oscuridad quiere que seas?
Soberbio y vanidoso; vanidosa y cruel, despiadada. Mas te levantas y dices ser hija de Dios,
cuando permites que la carne y mente, manifiesten esa oscuridad.
He venido a enseñarte que no eres hija, ni hijo, de la oscuridad; no eres hija ni hijo, del bien y
del mal ¡Eres hijo de Dios, criatura viviente de mi Padre!
Mas sin Inocencia, no puedes volver a tu Dios.
Sin Humildad no puedes ser Uno, con tu Padre.
Deja en verdad y de cierto el palabrerío… el decir que eres esto, y aquello;
y has mi Voluntad. ¡Sé Tú Mismo! ¡Sé la Verdad que está dentro de ti!
¡Sé la grandeza que está en tu corazón!
De que te sirve el saber, y más saber, sino haces nada, por Ser Tú Mismo, por Ser Tú Misma.
“Mientras tú no lo haces; ni lo sabes, ni lo entiendes; ni haces nada, de lo que es tu Verdad”.
Eres llama Eterna de Dios, pero al decir “no puedo cambiar, yo así soy”
–no haces, sino afianzarte de esa serpiente, de ese dragón que está a tu lado, y no te
permite Ser lo que Tú Eres.
No es mi Voluntad que camines en soberbia, ya que es oscuridad pura. Es la madre de la
perdición… te aleja de tu Dios. Así como la Humildad te hace Uno con Dios,
la soberbia te hace uno con la oscuridad.
El Libre Albedrío, en la oscuridad, no lo hay; por eso te es difícil dejar de ser aquello, que
crees, que eres tú. Reconoce tus debilidades; aquello que te ha doblegado en La Tierra y te
hace tirana y cruel –tirano y cruel– de este mundo, ante tus hermanos y semejantes.
Lo que haces es cerrar las puertas para que nadie vea la Luz;
la escondes en el último rincón y niegas a Dios.
Teme carne bendita, Alma bendita, porque la oscuridad está ahí para destruirte, para
despedazarte. Porque el tirano cruel de este mundo, y de esta creación, es oscuridad pura;
destrucción de ti mismo; alejamiento de tu Dios y tu Señor; rechazo y negación de tu paternidad. Teme, porque entre más te alejes de tu Dios, más habrán de destruirte y
acabarte. Y si te fundes a ella –en sus pecados, errores y faltas– te vuelves Uno solo
con ellas. En esa soberbia que te pierde, que te amarga; y te hace ser distante a tus
hermanos y semejantes. Porque si te ofenden, recuerda que no te hacen
absolutamente nada cuando estás en tu Dios.

PONER LA OTRA MEJILLA. - La interpretación es difícil; porque todo aquello que te dije,
parte de un Ser Eterno, que está dentro de ti. “ Si alguien te ofende, pon la otra mejilla ”.
La oscuridad al ofenderte, te pega y te hiere para que le des el fruto de tu Amor, de tu
bondad. Ya que se lo das –eres Uno solo con ella, pues ya no tienes bondad, ni Amor;
te lo ha quitado, porque tú respondiste con lo que tú crees que es justo para ti.
Pero si tú en esos instantes callas, y le enseñas el fruto de la paz, del bien…
le enseñas que eres Luz… ¡Eso es poner la otra mejilla!
Tal vez esa persona –o ese ser– quiera volver a pegarte, pero ya su fuerza estará muy
mermada. Es entonces que la persona recapacitará ¿Por qué?
Porque ya no has dado el fruto, a la oscuridad; se los has dado a tu hermano, que está ahí.
¿Cuántos de vosotros han cambiado las cosas, por tan solo ser prudentes
y soportar esos golpes, de la oscuridad? donde las personas se han callado;
incluso algunas se han agachado, o han regresado a disculparse.
Porque ya no compartiste tu fruto de Luz y de Amor con la oscuridad,
sino con tu hermano y semejante. No sois enemigos, unos de otros.
Aún en tu templo y en tu escuela, ejerce la majestad de Ser
tu Verdad Eterna; con la Humildad, con el “Ser Uno” con tu Dios.
SIN HUMILDAD, NOS ALEJARNOS DE DIOS. - Sí tú dejas la Humildad, te estás desprendiendo
de tu Dios. Sí tú dejas la Inocencia, te estás alejando de Dios. Sí te desprendes de tu Dios,
ese fruto se va a secar, o se va a pudrir – como la uva cuando, se desprende del pámpano.
Aunque al principio digas: “es que yo llevo bastantes frutos, y soy fuerte y poderoso”,
mas con el paso del tiempo se secará.
Tú puedes sentirte fuerte y poderoso ahora, pero sí te desprendes de la Humildad tan solo
un momento, se comienzan a secar tus frutos.
Dices: “es que Padre Santo, tú estás aquí conmigo siempre”.
Yo no me refiero a lo material, ni a lo que piense o imagine tu mente. Me refiero a tu
interno: Alma, Espíritu, Verdad Eterna. Sí tú te alejas, y dejas de Ser Humilde; dejas de
Ser en Inocencia… no puedes caminar así, al lado de tu Señor, como su Discípulo.
Se secan tus facultades, tus atributos, tus dones. Se pudre y acaba todo aquello que
tu Dios te dio; todo aquello que Tú Eres.
El racimo crece, se hace fuerte y poderoso; se multiplica cuando está con su Dios; y ese
fruto en donde quiera que vaya, puede dar y entregar de esas uvas preciosas, a sus
hermanos y semejantes. No a la oscuridad, no a aquel que te ofende, y te ha dado una
bofetada. Sino a su Verdad Eterna, a su corazón, para que él cambie y vuelva a su Dios.
No te engañes a ti mismo: Humildad es tu Dios, y tú debes ser Humildad .
¡Humildad, es Ser tu Maestro; ¡Humildad, es ser tu amigo!;
¡Humildad, es ser Uno solo con mi Padre!
Inocencia es tu Dios, y tú debes de ser Inocencia. Esa es la gran espada con la que te puedes
defender, aunque todos juzguen que es nada en este haz de La Tierra.
Aquellos de mis pequeños y pequeñas benditas que lleváis cargos, no lleváis absolutamente
nada, sino llevas Humildad. Aquellos de mis Pedros, mis estrellas, mis flores, mis espigas,
todos aquellos de vosotros que lleváis Humildad, Yo os digo: tu Dios está contigo;
tu Dios es Uno solo contigo.
No te sientas pequeño, porque la Humildad es grande contigo; recuerda que es el Amor
infinito de un Dios hacia su creación. Es un poder tan grande e infinito, que no puede ser
medido en el haz de La Tierra, con vara humana.
Cada uno de vosotros sois hermanos e hijos de Dios, y en esa Humildad, en esa Inocencia,
reúnete y congrégate. Sé Tú Mismo; sé Uno con tu Dios; sé Uno con tu Padre.
Sí eres así, como tú dices, cambia. Ese es el trabajo que tienes que hacer: Ser todo
Humildad, fuerza, valor. Equilibra todo, para que seas Uno solo con mi Padre.
No confundas esa Humildad con dejar que todo fluya a tu alrededor, sin que tú fluyas con
ello. No confundas la Humildad con quedarte quieto. ¡Haz lo tuyo, has lo que mi Padre te
está dando… un todo! No pierdas tu centro de Humildad; y cuando seas con tus hermanos
y semejantes, sé en verdad Humilde, para que Yo,
como espíritu de Luz, y de gracia de mi Padre, esté contigo.
CONOCIMIENTO MATERIAL. - No puedes encontrar salvación, ni salida alguna en este
sistema de cosas –en esta creación, en estos universos materiales de bien y del mal. No la
hay, solamente a través de mí, y Yo soy la Humildad. ¿Quieres seguir arraigado en este bien
y mal? ¿Seguir una vida tras otra, buscando y rebuscando?
Piensa: ¿Cuándo te vas a acabar el supuesto “conocimiento”; cuándo vas a aprender todo lo
que hay en La Tierra, en los tiempos y edades, en este mundo?
Voltea hacia las estrellas; ahí hay mundos, universos de universos. ¿Quieres ir a recorrer
todo ello? No hay salida alguna pequeños. Los mismos que se encuentran allá arriba; los
mismos que se encuentran aquí abajo, buscando y rebuscando civilizaciones,
conocimientos; enigmas y más saberes… mucho más de los que hay en La Tierra.
¿Cuándo piensas que la oscuridad se canse de enseñarte mentiras?
¿Cuándo piensas que la oscuridad se canse de apartarte de tu Dios y tu Señor?
Hay muchas verdades en los libros; pero la Verdad Única, auténtica y verdadera,
la que vale para ti… no está fuera de ti, está dentro de ti.
Necesitaste en verdad caminar y más caminar, y cuando llegas a tu Señor y sientes el
Amor… te olvidas de tus libros, de tus escritos, de lo que tú sabes, así como un hijo se
olvida de todo y abraza al Padre con amor. Os he dicho, que no te sirve lo que hayas
aprendido a través de los libros, solamente aquello que has hecho y ejercido.
Cuando estás ante tu Padre de Amor, no necesitas de saberes. Ese Amor puro que es de
Dios, no necesita de escrituras para entenderse; ni de conocimientos para manifestarse.
No requiere de buscar y rebuscar en tiempos antiguos, o en los cielos, o en las estrellas…
porque está en tú corazón –tú Unidad Perfecta está dentro de ti, no fuera de ti.

SIRVE A TU HERMANO. - La miseria y la pobreza con su azote, viene contra la humanidad
para que renieguen de Dios, y no puedan voltear hacia dentro de ellos mismos. Mas en ese
azote, muchos de ellos volteen a ver a su Dios; mas no lo buscan por Amor, lo buscan por
necesidad, por dolor. Y he aquí, que ellos vienen hacia ti; porque se dan cuenta que ellos
no son los pastores de su vida, que hay algo más grande. El dolor de aquellos de tus
hermanos que se acercan, es grande; enséñalos a volver a su Dios; enséñales que este
mundo no es de ellos; que son hijos del Altísimo, que son estrellas de los cielos. Así como
tú enseñas a tu hijo las cosas del mundo, así enséñale a tus hermanos y semejantes las
cosas, que son de Dios.
Cuando se acerca el enfermo hacia ti, entrégale del bálsamo de curación, de sanidad; hazlo que voltee sus ojos a Dios. Esa es la grandeza que tú puedes entregar.
Muchos de ellos se compondrán; otros ya no, porque no buscan a Dios –buscan su
conveniencia, su paz material. No buscan lo Espiritual, buscan lo terrenal.
Mas tu afán –a través de tu Ser, de tu manifestación –será que busquen y volteen a Dios;
que se consagren en su interno a Él, siendo Verdaderos y auténticos; a través del camino
de la Inocencia y de la manifestación permanente de la Humildad.
Enséñales ese bastón [1] también, para que No se vuelvan verdugos de ti misma(o).
Porque muchos te dicen: “eres camino de Dios… y mira lo que haces”.
Juzgan la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga que tienen delante de ellos. Lo mismo que tú
haces también; pero cuando tú ignoras la paja en el ojo ajeno, te puedes dar cuenta de la
viga que tienes delante, y hacerla a un lado; ignorarla, o quitarla si fuese necesario.
He venido a darte esta Cátedra de Humildad, porque es necesario en los tiempos y en las
edades. Si eres mi pequeño, mi amigo, mi hermano –sacerdote de mi Padre; bendita sea la
Humildad que llevas. Sino lo eres aún –en Humildad– no eres nada todavía; pero tu camino
está trazado por tu Dios, y por ti mismo. Avanza en el camino, no te quedes atrás; no te
pierdas; no te levantes uno contra de otro. Sé Humilde y recuerda que todo aquello que
ves de enemigo en tu hermano y semejante, es el enemigo que tú tienes.
Que lo que ves de Luz en tu hermano y semejante, es la grandeza que tú también tienes.
Velo como un reflejo de todo lo que te pasa en la vida; de todo lo que debes de hacer
en ella, de todo lo que debes de laborar en ella.

Mas recuerda que tu libre albedrío te permite tomar, o no tomar, aquello que te da tu Dios;
te permite seguir a tu Dios, o no hacerlo. Mas ahí está la gran oportunidad; ahí está la
ENSEÑANZA que no fue dada a muchos. Hoy la llevas, hoy la tienes; pero de nada te sirve
que la tengas ahí dentro, o en tu mente o en tu deseo. De nada te sirve llevar grandezas de
Dios y Ser una creación Única, sí tú no manifiestas lo que en verdad eres.
Porque si permites que manifieste la oscuridad lo que quiere de ti, entonces en verdad y de
cierto te vuelves a esa oscuridad misma… te vuelves al contrario de tu Dios; te alejas de Él.
Pierdes todo aquello que tú llevas, porque se va secando. Hoy tienes el poder
de restituir todo ello, y de permanecer siempre en ello.
Humildad pequeños benditos: reconocerse los unos a los otros espiritualmente, como Uno
solo ante mi Padre; y materialmente como hermanos y semejantes imperfectos, pero con
el poder tremendo… de cambiar y de caminar siempre hacia la Luz de tu Señor.
Mas recordad que la verdadera entrega está en tu manifestación; está en acallar al dragón,
a la serpiente que quiere hablar a través de tu cuerpo, de tu mente, de tu palabra y utilizarte
para alejar a tus hermanos, y a ti mismo de tu Dios.
Os entrego valor y templanza; os entrego fuerza y fortaleza, y el saber en tu interno, en tu
Verdad Eterna de que sois Uno ante mi Padre, consagrados como Uno solo ante Dios
–aunque siempre lo fuiste, eras y serás.
Vas a la lucha en contra de esa oscuridad que está en tu carne y en tu mente
–de una y de otro. Y no solamente lleves esa mansedumbre por dentro, manifiéstala aquí
en tu mente, en tu corazón.
Cuando te sientas grande como te he dicho, ve la Humildad que tienes dentro de ti; y
entonces sabrás cuanta Humildad, cuanta grandeza tienes de mi Padre.
Ahora eres un poder en La Tierra: un poder para manifestar a tus hermanos y semejantes;
un poder para salvarlos, para liberarlos, para protegerlos.
Desechad temores, incertidumbres, y formad mundos, y cielos
a la gloria de tu Dios, y tu Señor.

[1] El bastón es el cuerpo y la mente material (Volver al texto.)